31 de octubre de 2011

No tu nombre, quiero el suyo.


Gracias. No. En serio. Es un juego privado. Te dejo que hoy me des fuego para fumar. Pero aquí se acaba todo. Tú no eres él. No quiero tu nombre, quiero el suyo. Ese es el punto. Es él quién me tiene que desvelar por las noches. Que sí, que no se da por aludido. Quizá juegue un rato más. O quizá me canse y me vuelva directa. Se acabaron los paños calientes. Es él. Es ÉL.
(Mierda, mierda, mierda)
¿Qué? Perdona, no te estaba escuchando. Alguien gritaba en mi cabeza ¿Qué? No, no te suelo hacer mucho caso. Deja de querer cosas de mí. Tú tienes los paños calientes. Conformate con eso. No quiero volverte a repetir que tú no eres, ni serás nunca, él. Por suerte y por desgracia para ti, contigo no quiero jugar a morder y hacer sangre.

2 comentarios: