15 de junio de 2012

Sábanas a rayas

Despertó sin abrir los ojos. 
Tenía la frente apoyada en el omóplato de él.
Sin abrir los ojos, besó la espalda de su acompañante y oyó una especie de ronroneo. 
Seguramente seguía durmiendo.
Se giró en su trocito de la cama de 90 que ambos ocupaban.
Algún día se acostumbraría a compartir un sitio tan pequeño.
Pensó en las vueltas que había dado esa noche. Siempre le ocurría lo mismo cuando dormía con alguien. Le costaba encontrar la postura en la que no molestar al otro y que, a la vez, le ayudara a conciliar el sueño.
Algún día se acostumbraría a compartir la cama y esa noche, además de dormir, soñaría.
Notó un brazo rodeando su cintura y unos labios besando su hombro.
-Buenos días.
-Buenos días - contestó sonriendo. Él estaba despierto. Y ella desnuda. Y ya no había pudor, ya nunca más lo habría.
-¿Sabes? Anoche intenté contarte los rizos, pero son infinitos...
Ella dibujó una enorme sonrisa en su rostro y se giró, dentro del abrazo de su amante, para mirarle.
-¿Hasta qué número llegaste?
-Hasta un millón.
-Eres un exagerado...
-Bueno, vale. Hasta novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve.
Le besó dulcemente. En parte, para que dejara de decir tonterías; en parte, para agradecerle las sonrisas que le obligaba a dibujar en su cara con esas tonterías. 

13 de junio de 2012

Diecinueve

¿Cuántas horas has estado en casa? ¿Cuántas han sido suficiente para impregnarme la vida con tu olor?
Sí, me asalta al salir de la ducha. Tu olor.
No soy capaz de describirlo. No es algo parecido a las almendras o al azahar. No, nada que pueda llegar párrafos de un libro cursi. No es olor a libro viejo, o a infancias junto al parque (¿A qué huele una infancia junto al parque? ¿A barro y sangre?)
No sé a qué hueles, pero me da igual. Es reconfortante. En mi almohada. En mi camisón. En mi pelo.
Pero también en la habitación, muchos días después, como sin querer, como salido de la nada. Me asalta y casi puedo sentir tus brazos cogiendo mi cintura y acercandome a ti. Y tu nariz apartando mi pelo para que tus labios me lleguen al cuello.
Y los buenos días.
Y las buenas noches.
Y los jardines interiores y las casas de puerta azul.
Y las batallas campales. Y los campos de batalla.
Y las guerras, que no son guerras si no sólo otra sonrisa más, de esas que da el cansancio.
Y las manos dormidas.
Y cinco minutos más. 

8 de junio de 2012

An other (warm) winter is coming

Ha llegado para llenar todos los vacíos.
Llegó envuelto en música de guitarras, como no podía ser de otra forma. En medio de estampas del mediterráneo. Con sabor a vino y a tequila.
Ha llegado a llenar los vacíos de gentes pasadas. Ha llegado para cambiar besos, caricias. Ha llegado para llenar noches con conversaciones. Para traer otros idiomas mientras la mañana se despereza.
Ha llegado a hacerlo todo distinto, pero familiar.
Ha llegado. Bienvenido sea.