26 de septiembre de 2011

Cuac!


Anatidaefobia: Temor de que en algún momento en algún lugar, un pato te esté observando.

No, si cuando mi madre dice que hay gente para todo tiene razón. Cosas como estas lo demuestran.

Por eso cada vez que alguien me mire raro, o que me sienta terriblemente friki pensaré, eh, en algún lugar del mundo alguien tiene miedo a que un pato le esté observando. Y me reiré de mí misma.

Si hay gente pa'to.

(Te pongo esto a ti, pequeño pony, para agradecerte que a lo largo de las tardes muertas que nos pasamos delante del ordenador acaben saliendo cosas tan surrealistas como estas. Cuac!)


23 de septiembre de 2011

Mátame o dame la vida; da un medio a tantos extremos

Sonreír en los chistes que ya no te producen una carcajada porque están tan interiorizados que forman parte de uno mismo.
Reír abiertamente al descubrir ese nuevo aire. Y pensabamos que no se podía mejorar.
Temblar ante esas palabras, pero sobre todo porque sabes lo que viene detrás.
Enfadarse durante un segundo por las mutilaciones. Sólo un segundito de nada.
Y sonreír, así, tímidamente, de vuelta a casa sola en el autobús. Porque eso es lo que te empujó a ser lo que eres. Porque aún hay magia. Porque aún puede sorprenderte. Porque es ya un compañero de viaje, eterno. Siempre me va a acompañar, lo quiera o no.

22 de septiembre de 2011

¿Cuándo empezaste a saber tanto de todo?

-¿Fue al entrar en la facultad?
-No, fue cuando descubrí que era libre para buscar la verdad, o inventármela. Y se me da mejor lo segundo.





19 de septiembre de 2011

Nuevo curso en facultad vetusta como ella sola.

Impresionantes e impresionados de sí mismos, misteriosos, prestigiosos y prestigiándose avanzan lentos y graves por los pasillos de la facultad de Letras con libros extraños bajo el brazo y quién sabe qué abrumadoras órdenes sobre la conciencia, levantando a su paso invisibles oleadas de peligro, de consignas, de mensajes cifrados y entrevistas secretas, provocando admiración y duda y femeninos estremecimientos dorsales junto con fulgurantes visiones de un futuro más digno. Sus nobles frentes agobiadas por el peso de terribles responsabilidades y decisiones extremas penetran en las aulas como tanques envueltos en la humareda de sus propios disparos, derriban los núcleos de resistencia, fulminan rumores y envidias, aplastan teorías y críticas adversas e imponen silencios: entonces es cuando a veces se oye, como en el final brusco de un concierto, esa voz desprevenida, pillada en plena confidencia, parece una sola, larga, tartajeante y obscena palabra:
-... y pecemeparecepecepertenece.

Últimas tardes con Teresa.

17 de septiembre de 2011

Conversaciones a través del tiempo


A mi yo de 2006: Vengüenza te tendría que dar. Hoy he encontrado nuestro diario. Nuestro yo de 2004 escribía mejor que tú, y con menos faltas, lo que es alarmante. Gracias a Dios ahora soy yo la que se ocupa de la escritura (¿Pero qué clase de futura filóloga eras, querida?)
Tengo que decirte que aquellos chicos por los que suspirábamos ahora son nombres diluidos en el tiempo ¿Los recuerdas? Aquellos sin los que no podías vivir. Aquellos que nunca llegaron a nada. Ésos.
Lo primero que he pensado al empezar a leer es que era una puta retrasada (Te parecerá bonito hacerme sufrir así...) Luego he recordado que las hormonas de la adolescencia estaba de por medio.
Conseguiste llegar a la facultad ¿sabes? ¡Y te libraste por fin de las matemáticas! Si te dijera que fue dificil te mentiría. Seguimos teniendo tanta suerte como antes.
Eso sí, seguimos queriendo comernos el mundo. Como siempre, vamos. Hay cosas que no han cambiado por muchos años que hayan pasado.
Como cuando se nos podía la piel de gallina al ver las imágenes del atentado de Atocha. Ahora ya no impresiona tanto, porque me he vuelto más insensible a todo. Pero no he podido evitar recordarlo hoy. Nuestro yo de 2004 lo reflejó en su diario ese mismo día. Estuvimos preocupadas. Mucho.

En una de las páginas de esos recuerdos teníamos un secreto que no podíamos contarle al diario. Ya no me acuerdo de que era. Una tontería, seguro, pero posiblemente entonces sería importante. Vete tú a saber. Ya nunca lo sabremos, creo yo.
Ahora te dejo, tengo que hablar con alguien a quién todavía no conocemos.

Señorita Mer del futuro: En primer lugar, espero que hayas terminado la carrera, entre otras cosas porque significará que en 2012 no se acabó el mundo y no tiré el último año de mi vida entre la historia del libro, la del español y las literaturas hasta el siglo XVIII.
Habrás aprendido de mis errores, supongo, de los que ya he cometido, de los que estaré cometiendo ahora y de los que cometeré. Y si no... Eres una jodida inútil (Y no rechistes, sabes que es así)
¿Has conseguido que sentemos la cabeza? ¿Te pareceré una imbécil ahora? ¿Seguiremos teniendo la misma letra que tanto le gusta a mamá?
Haz deporte, come sano y esas cosas... que ya tienes una edad para empezar a cuidarte, querida.
Cuídate, termínate de una vez Cien años de soledad y encárgate de hacernos feliz.
(P.D. Espero que siga habiendo buen cine español de ese que nos gusta, o a esas alturas nos sabremos los guiones de todas las películas de Almodóvar, Médem y Pilar Miró de memoria)

15 de septiembre de 2011

The end?


Todas las historias deberían tener un final. Eso es lo que nos enseña el cine.
No siempre el final será bueno. No siempre será previsible. No siempre nos gustará.
Tampoco tiene por qué ser definitivo. Para eso están las segundas partes (De esas que dicen que nunca fueron buenas, pero ahí esta El padrino II para callar muchas bocas)
Pero el final es necesario. Dejar una historia a medio acabar es tirar la toalla. Y lo digo yo, que me dejo los libros a la mitad muchas veces. Pero el final es necesario.
Por eso esto aún no ha acabado. No hasta que en la pantalla no salgan los títulos de crédito.


Ahora nuestra película está en stand-by.

11 de septiembre de 2011

A mitad de camino

Dejé las cosas a medio hacer. Siempre. Desde pequeña. Las retomé y las volví a dejar. Era un mal vicio, siempre igual

Y tú no fuiste una excepción. También te quedaste a medio camino. En medio de la nada. Despareciste con la bruma, entre la niebla.

Puede que algún día te retome, pero no te puedo prometer nada.
Puede que se me olvide. No sería la primera vez.

7 de septiembre de 2011

Vuelta a todo lo que se dejó descansando

-Yo no quiero ir más al cole, mamá, por favor.
-Venga, anda, que ya verás lo bien que te lo vas a pasar.

Y era verdad. El reencuentro era un momento mágico. Pero ahora ya no hace falta volver al colegio para ver a esas personitas que se echan de menos. Por eso yo este año no quiero volver al cole, mamá.

Sí, ya lo sé. Hay cosas que no nos gustan pero que tenemos que hacer. Yo soy la primera que lo sabe, pero este año no quiero volver, no del todo.
Yo lo que quiero es estar leyendo en casa, escuchando música... no escuchando a unos dinosaurios hablando de gente muerta.
Vale, es es un poco mentira. No te puedo mentir, porque sabes que llevo años pensando en estudiar lo que estoy estudiando. Pero a veces me encantaría saltármelo, ir al último nivel, hacer trampas como en los juegos de la Wii.
Tampoco me hagas mucho caso, es en parte por la presión de ir por primer año a Septiembre. Ya sabes que cuando estoy con exámenes me pongo muy tonta y me da por pensar cosas absurdas.

Nada más, tenía que decírtelo, para que se me fuera la tontería. Ahora tengo muchas más ganas de volver a todo lo que dejé al principio del verano.
Gracias, mamá, siempre eres de ayuda. Ahora voy a dedicarme a hacer el tonto por ahí un rato, que sabes que me gusta mucho. En serio, gracias por estar ahí.

6 de septiembre de 2011

Hacia lo salvaje

Algo ha cambiado. Se acerca el otoño, que siempre ha sido mi momento de esplendor.
Volar peligrosamente, muy cerca del sol. Quema. Me atrae.

El peligro.
"No tenéis ni idea de lo alto que puedo volar".

A ver quién es el guapo que me calienta la cama ahora que vuelve a hacer frío. ¿Algún valiente? ¿Algún descerebrado? ¿Algún loco inconformista?

El casting estará abierto de 8 de la mañana a 10 de la noche de lunes a viernes. Y los fines de semana en horario ininterrumpido.

3 de septiembre de 2011

Sobre el cambio y el cine español (O cine, a secas)

Ha vuelto. Ella. La obsesión. Y ellos, todos los que le acompañan siempre a mi cama.
Ahora dormimos todos juntos, sin molestarnos demasiado. Hemos sido compañeros de aventuras mucho tiempo.


-¿Por qué has vuelto?
-Tú me lo has pedido.
-Siempre vienes cuando más te necesito.
-Siempre. Ahora quieres un cambio ¿lo sabías?
-Lo suponía.
-I'm your keeper. Ahora todo vuelve a ser como antes.
-Siempre estarás aquí, cuando yo te necesite ¿verdad? Nunca me dejarás.
-No, siempre estaré aquí, aunque a veces no me veas. Siempre.
-Ven, duerme conmigo, como has hecho siempre ¿Me abrazarás esta noche?
-Te abrazaré todas las noches de tu vida si es lo que quieres.
-Es lo que quiero. Me haces recordar lo que me hace sonreir.
-Siempre.

Ella, la obsesión es la eterna sonrisa. Plasmada en la pantalla del ordenador, de la tele, del cine. Ella, o él. O ello. Siempre.
Hasta que todo explote.