14 de octubre de 2011

-Hola, ¿está el surrealismo?... Que se ponga

Era la chica del barrio alto, él del sur de la ciudad...

Eso es lo que suena cada vez que alguien me llama. Miro la pantalla. Dos letras ¿Qué cojones...? ¿Lo cojo? No... bueno, venga sí que sea lo que Dios quiera.

Descuelgo con un hola.
Se presenta.
Sé quien eres.
Me dice por qué me está llamando, con lo que ha sido para estas cosas.
Se disculpa.
Yo sonrío en mi casa, porque oigo su voz dubitativa, con ese tonillo de disculpa, de estar avergonzado.
Dice que ha hecho examen de conciencia.
Le perdono.
Sigue excusándose.
Pienso en lo mucho que tendría que disculparse, pero no se lo digo.
Le escucho y sigue hablando.
Le expongo lo que pienso, no todo, porque no terminaríamos.
Dice que lo entiende, que me entiende.
Y vuelve a pedir perdón y se vuelve a excusar.
Yo no sé qué más decir, parece que él tampoco.
Nos despedimos, no sin antes planear vernos, no pronto, pero algún día, sí. Y poder hablarlo con más calma.
Colgamos.

Y así... nunca había pasado.

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