26 de noviembre de 2011

La Avenida Reina Victoria.

Es otoño.
Llego pronto, como siempre. Últimamente no consigo llegar tarde ni proponiéndomelo.
El paseo por la Avenida Reina Victoria comienza a ser algo habitual los viernes. Se va a acabar convirtiendo en rutina.
Creo que también se va a acabar por convertir en mi sitio favorito de este Madrid que me enamora.

La Avenida Reina Victoria huele a otoño. A las hojas que se caen de los plataneros.
Huele a las perfumerías, huele a sus cafeterías y sus desayunos. Huele a la fruta de temporada que ofrecen los puestos que invaden un poquito la calle.

La Avenida Reina Victoria sabe a café. Café a la española, bien cargado. Sabe a bollo suizo. Sabe a entrar a la facultad para un clase que te gusta.

La Avenida Reina Victoria suena a 'Puedes contar conmigo'. Suena a banda sonora de tu serie favorita. Suena a Concierto de Aranjuez. Suena a sonrisa. Suena a niños demasiado pequeños para ir al colegio que acompañan a sus abuelos a comprar el periódico.

Y su ferretería Venecia. Esa ferretería.
Y el piso que hay sobre ella. Con su balcón. Con las flores de su balcón.
Y los bancos desde los que puedes pasarte horas mirando esa casa.

Y esa señal de tráfico en la que pone "Paso de carruajes"
Y ese hombre gordito y calvo que veo a través de los ventanales de su oficina trabajando en el ordenador.

Esa es mi Avenida Reina Victoria.

1 comentario:

  1. Leer tu entrada y sentir prácticamente lo mismo. Como siempre y una vez mas y sin que sirva de precedente, me gusta tu blog.

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