27 de abril de 2011
"Tras de mí, una escena y diez mil frases que repetir"
26 de abril de 2011
Todo es cuestión de fe
23 de abril de 2011
Reflexiones santas sobre asuntos paganos
18 de abril de 2011
Acuerdos bilaterales
16 de abril de 2011
Caídas, recaídas y versos barrocos
Reflexiones de noche, sin luz ni neuronas
Nunca he sido prosista
Ni poeta. No colguemos etiquetas al azar.
Sí, a veces las cosas rimaban y se ajustaban a unos cánones, pero poco más.
Era la música mágica de las palabras la que se apoderaba de mi boli Bic.
Ahora sólo está jugando conmigo, al escondite o algo así, y el espíritu de todos los textos jurídicos me busca con ansia.
Art. 23: El sujeto lírico no volverá a tomar ningún instrumento de escritura al menos hasta que encuentre la melodía perdida, bajo pena de prosa eterna y sepultura en libros de Realistas Europeos. Ante esta tesitura se recomienda teatro del absurdo, poesía de postguerra y mucho barroco para intentar salvar todo lo salvable. La negación en rotundo a estos botes salvavidas supondrá el destierro a la facultad de Ciencias políticas, o en casos extremos a Periodismo.
15 de abril de 2011
Café, tarta y malas noticias.
10 de abril de 2011
Te voy a dar un consejo: HUYE
Yo me estaba ahogando y tú eras tierra firme
6 de abril de 2011
Los miedos y sus forma. La vorágine negra del sueño.
4 de abril de 2011
La huida
Miró al cielo y sus ojos se llenaron de luz. No se veía el horizonte estorbado por ninguna nube. Bien podía haber sido una de esas mañanas en las que las lluvias de Abril dan una tregua y amanece un día radiante. Era extraño, pensó. Una hermosa mañana de finales de Octubre, con el frío empezando a arreciar y un resplandeciente cielo celeste.
El mundo está loco, se dijo mientras se refugiaba en su cazadora y dejaba que unos rayos de sol, que poco iba a calentar ya, brillaran en su rostro. No podía haber elegido un día mejor para huir.
Con melancolía pensó en todo lo que dejaba atrás. Se odió un momento por no recordar los rostros con nitidez, pero su memoria solía jugarle malas pasadas. Como aquella vez que se olvidó de cerrar la ventana de casa y a su vuelta se encontró con gato callejero esperándole en su sofá, que desde aquel día no desocupó.