6 de diciembre de 2011

S.O.S.

Hubo una época en la que yo tenía claras las cosas. Lo que era blanco, lo que era negro y apenas había cosas en gris.
Entonces fue cuando vendí mi alma al diablo. Y empecé a relativizar.
¿Por qué todo tenía que ser blanco o negro?
Y vendí besos, y vendí abrazos al mejor postor.

Y dejé de hacerle caso a mis sueños, que son los que mejor me han guiado siempre.
Y ahora, que vuelvo a ellos en busca de una respuesta, los encuentro descolocados. Todo está patas arriba.
Y veo tu imagen, otras ajenas, otras que nunca habían aparecido o que habían aparecido de otras maneras. Y al despertar sólo recuerdo tu imagen, pero no el contexto.
Y me ofusco, me cabreo.
Necesito mis respuestas. NO. Necesito mi antiguo orden.

Me turban tus ojos, tu puta mirada. Pero por mis sueños, no por ti.

Evita esto, joder. Recondúceme. Hazme entender que las cosas siguen como siempre, que todo está igual y que esto es sólo una de esas dudas mías que no sirven para nada y que cuando se pasan dejan todo igual que lo encontraron. Impídeme que relativice, córtame por lo sano, por favor.
O acompañame en esta mierda hasta que salga de mi error (No, eso no te lo pido de verdad, porque los daños serían para dos y eso es una locura, nada más)

Ayúdame quedándote cerca, por Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario