3 de marzo de 2011

Perdona, mi mente está de vacaciones, pero esperamos que vuelva pronto

¿Y qué le voy a hacer yo?
Si es que todavía soy capaz de tragarme todas mis tonterías y ponerme a escribir sobre cualquier mierda que se me ocurra.
Y que tampoco necesito que vengas a subirme la autoestima con tus palabras vacías, no atravieso ningún tipo de depresión, eso nunca ha ido conmigo... Soy de obsesiones y desequilibrios, en ese exacto orden.
Y que Febrero nunca ha sido santo de mi devoción y que ahora frío y ahora calor. Y frío otra vez. Y que nunca he deseado tanto un verano como en estos instantes. Y que me siento capaz de vender a la literatura como quien vende a una madre. Y defender lo indefendible. Y cambiar de orientación política, volverme aconfesional o incluso bolchevique. Y hacer tonterías de esas que cuando tienes 19 años empiezas a pensar que están de más. Y de la noche a la mañana volverme seria, o más irresponsable. Y aprender hebreo, o traducir El perro del hortelano al ewok. Y empezar a besar por donde pisa Isabel Allende, a la que nunca he conseguido leer. Y comprarme un pez, o una tortuga.

Vamos, que lo que quiero es posicionarme y tener las cosas tan claras como las tenía antes

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