10 de abril de 2012

No curtain call

-Serían recuerdos, mezclados con alcohol. En una isla fiscal en la que la adoración no tiene jurisprudencia. 
-¿Y qué puedo hacer, Tristán, en peligros semejantes?
-Pues si quieres escribir, que sea ahora, sino, tendrás que callar y recordarlo siempre en silencio.
-No quiero escribir. No puedo. No tengo ni fuerzas, ni ganas. Sería dar un paso atrás después de haber andado todo este camino. No, las cosas están bien. Voy a ser cobarde esta vez. Me niego a escribir. Dejaré que esto me coma un poco por dentro. Lo recordaré con una sonrisa de turbación. Lo recordaré de vez en cuando; puede que le intente buscar un sentido, a veces. Pero me rendiré. Ya me he cansado de intentar ganar todas las batallas, de tener que encontrarle la lógica a todo. Voy a luchar contra el instinto de tener todo atado. De saber, de todo. Perdóname, porque a veces vendré a recordar aquí, contigo. Y seguiremos sin encontrarle la lógica, pero quizá un día deje de buscarsela, de darme contra este muro. Y entonces tú podrás descansar. Y yo ¿Sabes? Nada me gustaría más que poder descansar. Descansar. Sí. Descansar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario