La poesía y yo siempre hemos mantenido una relación extraña.
Hubo un tiempo que nos queríamos. Y jugábamos juntas.
Se dejaba meter mano.
Luego se volvió esquiva. Me miraba de soslayo y yo a ella.
Y nos separamos.
Ahora somos como viejas conocidas que se sonríen al verse, como si se añoraran.
De vez en cuando viene y me presta algunas palabras. Sabe que mi relación con la prosa va en serio y no se quiere meter entre medias.
La poesía me respeta, del mismo modo que yo la respeto a ella.
Nos sonreímos.
Nos vemos en fotos viejas.
Hubo un tiempo que nos queríamos. Y jugábamos juntas.
Se dejaba meter mano.
Luego se volvió esquiva. Me miraba de soslayo y yo a ella.
Y nos separamos.
Ahora somos como viejas conocidas que se sonríen al verse, como si se añoraran.
De vez en cuando viene y me presta algunas palabras. Sabe que mi relación con la prosa va en serio y no se quiere meter entre medias.
La poesía me respeta, del mismo modo que yo la respeto a ella.
Nos sonreímos.
Nos vemos en fotos viejas.
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