Cuando mis demonios negros y mis peores pesadillas se me aparecen ante los ojos tangibles y peligrosas y el miedo se apodera de mi ritmo cardíaco y de mi alterada respiración, tu nombre, tu cara y tus manos vienen a mi recuerdo y en medio del pánico calman mi atormentado interior.
Reverte, en boca de uno de sus personajes, dijo: "A ver si un día te equivocas y me dices que me quieres".
Creo que ya tengo deseo navideño.
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