27 de diciembre de 2010

Cuando me olvido de ti, cuando pienso que eres sólo otra de mis estúpidas obsesiones infantiles, te da por aparecerte en mis sueños, y aunque no sepa que haces en tus mañanas, todas las noches estás conmigo.

Cuando mis demonios negros y mis peores pesadillas se me aparecen ante los ojos tangibles y peligrosas y el miedo se apodera de mi ritmo cardíaco y de mi alterada respiración, tu nombre, tu cara y tus manos vienen a mi recuerdo y en medio del pánico calman mi atormentado interior.

Reverte, en boca de uno de sus personajes, dijo: "A ver si un día te equivocas y me dices que me quieres".

Creo que ya tengo deseo navideño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario