12 de diciembre de 2010

Noches Esperpénticas


Después de mezclar hasta el infinito ron y limón en una copa que cada vez se vacía antes, empiezas a perder la conciencia del peso de tu cuerpo, te elevas un poco, tienes una visión de ti como 30 centímetros más alto de lo normal.
Las palabras cobran otro significado e, incluso, se hace difícil la tarea de materializarlas.
Comienzas a andar por Madrid, con un rumbo definido al principio, pero que con el paso de los minutos se enturbia y pasa a desaparecer.
Entonces cualquier idea es buena.... La noche no parece tan larga y sólo buscas un sitio donde poder tomarte algo y resguardarte del frío de un Diciembre en Madrid que se te va colando en los huesos y en el alma.
La desesperación hace su aparición y acabas visitando, como por otra parte empieza a ser tradición, a los poetas muertos que permanecen inmóviles atrapados en sus moldes de hierro fundido o piedra.
A las 5 de la mañana te das cuenta que has pasado la noche en blanco y te arrepientes de haber salido... pero al fin y al cabo sólo ha sido una experiencia nueva.
La cama espera vacía tu regreso. No hay que posponer más el reencuentro.

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