27 de abril de 2018

JC


Hacía años que era filóloga, pero jamás entendí del todo a Gil de Biedma hasta que vi cómo te apagabas del todo delante de nuestros ojos. El día de tu cumpleaños.
Joder, claro que la vida iba en serio.
Desde entonces no ha habido un sólo día que no haya pensando en ti. Ya eres en lo único en lo que creo. En presente siempre, porque te llevo tan grabado que aún me parece oírte.
Aunque nunca te llegara a oír felicitarme por mi primer día superado con éxito entre adolescentes. Quizá eso sea lo que más me duela de que ya no estés aquí, pero tenlo por seguro, tito, cada día y cada cosa que me sale bien es por y para ti. Como un aullido interminable.

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