16 de enero de 2014

A propósito de las noches en Cursiva

Yo, María Viajel, que siempre he renegado de ti, Poesía, que siempre he renunciado a englobarme como parte de tu selecto club, te digo: "Gracias".
Gracias por existir. Gracias por hacerme existir. Gracias por haberme dejado ser parte de ti, porque me has hecho darme cuenta de que si Dios o las lecturas de toda una vida me han hecho estar aquí, donde estoy, es porque era necesario.
Porque ahí fuera hay gente con dudas y que cree que está sola en el mundo y si con unas pocas frases puedo expresar lo que otros no pueden y hacer que se sientan cercanos e identificados con ello, yo prometo dedicarte siempre un poco de mi vida. Aunque dedique más tiempo a la narrativa. Aunque intente jugar a hacer teatro.
En este día, a esta hora, prometo siempre consagrarte un pensamiento al día. Uno bonito. Por lo que me haces vivir. Por las noches en vela.
Por las lágrimas ajenas que ayer se asomaron a los ojos del público al ritmo del piano. Por las sonrisas que haces que los otros me saquen al hablar emocionados de letras que me parecen tan lejanas. Por hacer que una de las personas que más admiro en el mundo haya escrito pensando en mí "Hoy has alcanzado la eternidad". Gracias por los nervios que se pasan al mirar a las personitas con las que paso el día a día entre síncopas, disimilaciones y autores hispanoamericanos.

Gracias.

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