Una
obra de teatro transgresora.
Diez
exámenes. Tres asignaturas suspensas.
Siete
libros leídos por obligación. Unos pocos menos por gusto.
Seis
museos visitados, en dos países distintos. Cuadros: Demasiados para contarlos.
Dos
fines de semana míticos fuera de Madrid.
Dos
películas en el cine (Ninguna de las dos era de fuera de Europa)
Un
concierto en el Auditorio Nacional.
Cuatro
programas de radio.
Trece
jarras de sangría en las Cuevas del Sésamo. Seis chupitos de tequila en La
Lupe.
Cinco
visitas a la Biblioteca Nacional.
Tres
invitaciones a conciertos donde tocaban más de una banda.
Copas:
Más de las que se reconocerían ante una madre.
Besos:
Incontables.
Una
ópera en directo. Seis más vía Youtube.
Dos viajes
en avión.
Ciento
treinta y dos reproducciones del Adagio del Concierto de Aranjuez sólo en el
iPod.
Un
móvil nuevo.
Un
marinero.
Ciento
ochenta y cuatro fotos en Instagram.
Doscientos
ocho seguidores en Twitter.
Veintinueve listas de reproducción propias en Spotify.
Siete meses y dieciocho días.